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El Ayuntamiento de Morella considera “una vergüenza absoluta y previsible” la extinción de la Fundación Colomer-Zurita

El Ayuntamiento de Morella considera “una vergüenza absoluta y previsible” la extinción de la Fundación Colomer-Zurita
  • El teniente alcalde del consistorio, Ernesto Blanch, asegura que la Fundación desperdició una subvención próxima al millón de euros para la rehabilitación del edificio Colomer-Zurita

El teniente alcalde del Ayuntamiento de Morella, Ernesto Blanch, ha valorado la decisión de la Generalitat Valenciana de acordar la extinción de la Fundación Colomer-Zurita. El edil afirma que la decisión “es una vergüenza absoluta y previsible”, puesto que a nadie extraña la decisión, y “pone de manifiesto que el único objetivo actual de la Generalitat era que el inmueble no pase a ser propiedad del Ayuntamiento de la localidad”.

El edil morellano recuerda que “el alcalde de Morella Ximo Puig, ya vaticinó hace tiempo que la Fundación acabaría desapareciendo, ya que no tenía ninguna funcionalidad”. Además, añade que “pese a las pruebas que evidenciaban la desidia de la Generalitat y la nula necesidad de crear la Fundación, el Partido Popular de Morella siempre se ha posicionado al lado de aquellos que no defienden los intereses de nuestra localidad”. Blanch también ha señalado que “a los morellanos ya no les extraña la postura del PP de Morella, de espaldas a ellos, como por ejemplo, en el año 2000 cuando permitieron que la gestión del Castillo y de las murallas fuera a para a las manos de la Diputación Provincial, que después, no hizo nada en el conjunto arquitectónico”. Blanch asegura que “son nuevos tiempos, pero el Partido Popular de Morella no evoluciona y no admite sus grandes errores, como corroboró en el pleno de abril en el que votó en contra de la moción del equipo de gobierno”.

Blanch asevera que “la Fundación echó a perder una subvención de casi un millón de euros para el edificio por la obsesión de impedir que fueran los morellanos los que gestionaran el inmueble”. Además, el teniente alcalde asegura que “esa obsesión es la que les hace ahora ceder el inmueble de forma gratuita a la Diputación, reconociendo, por fin, que no tienen capacidad para llevar a cabo ninguna intervención urgente”. Cabe señalar que el consistorio tiene un proyecto para convertir el inmueble en un gran edificio cultural, y que ni la Diputación, ni la Generalitat, han hecho saber de sus intenciones para con ese patrimonio. El edil también recuerda que “el inmueble siempre había sido gestionado por el Ayuntamiento, fuera cual fuera su color político, cumpliendo así la función educativa encomendada por la primera Fundación Colomer-Zurita, hasta que unos “patronos” de Valencia lo arrebataron”.

Blanch también explica que “el equipo de gobierno del Ayuntamiento lleva más de cinco años avisando de la necesidad urgente de actuar en el inmueble y la Fundación ha optado por no hacer nada y dejar morir lentamente uno de los edificios más emblemáticos del municipio”.

En los últimos días, comenta Blanch, “la Policía ha detectado nuevas entradas en el edificio de gente extraña al mismo, y así se ha hecho saber a la Conselleria, puesto que no ha adoptado las medidas necesarias para garantizar la seguridad de las personas e impedir el acceso de la gente al edificio en el lamentable estado en que se encuentra, y lo que está pasando, a día de hoy, es de su entera responsabilidad”.

Asimismo, el teniente alcalde afirma que “el Ayuntamiento de Morella ha conocido la decisión por la publicación en el Diario Oficial de la Comunidad Valenciana, no porque nadie de Conselleria, Diputación o el Partido Popular nos lo dijera”. Además, añade que “se da la paradoja que hace tres meses la Fundación Colomer-Zurita invitó al alcalde de Morella a formar parte de la misma. Precisamente, cuando se sabía que la Colomer-Zurita se iba a desintegrar y no se iban a celebrar más reuniones y que las decisiones ya estaban tomadas”.

Ahora el edificio pasa a manos de la Diputación, hecho este que no puede ser una buena noticia, según Blanch, puesto que la consecuencia inmediata es “cerrar los edificios y no hacer nada, como ha hecho con el hotel Cardenal Ram y la Fábrica Giner”.

 

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