La religiosa Sor María García Ibáñez celebra sus 60 años de vocación

La religiosa de la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente Paúl, Sor María García Ibáñez, celebró ayer viernes 29 de octubre sus 60 años de vocación. La Comunidad, y los residentes de la Residencia San Francisco y San Vicente de Manises, perteneciente al grupo Lares, compatieron con ella esta alegre jornada, en la que, tras una solemne misa, tuvo lugar una comida de hermandad.

"Ha sido un día muy feliz, me levanté llorando de alegría por el hecho de poder disfrutar tanto de esta celebración y de mis 60 años de vocación", ha afirmado Sor María.

Flores, y especialmente un ramo con 60 claveles blancos, recordaron a Sor María los muchos momentos especiales de su dedicación, a lo largo de seis décadas, al cuidado de los necesitados y ofreciendo su desinteresada ayuda al prójimo.

Sor María, que este año recibió de manos del alcalde de Manises, Enrique Crespo, el Premio Mujer a toda una vida en reconocimiento de su trayectoria a favor de los demás, presta su ayuda este centro sociosanitario de Manises, donde es bien querida por su carácter amable, su desinteresada entrega y sus años de trabajo.

SOR MARÍA GARCÍA IBÁÑEZ
Sor María García Ibáñez está destinada, desde hace 29 años, en la Residencia San Francisco y San Vicente de Manises, donde es conocida y querida por todos los residentes, que destacan de ella su carácter sencillo y humilde. Nacida en Ontinyent (Valencia) un 26 de diciembre de 1924, Sor María dejó su pueblo natal para seguir la llamada de una vocación que la llevó a ordenarse monja un 10 de octubre de 1950. Después de una etapa formativa en Valencia, Sor María ha ejercido como religiosa en Madrid y Orense. Previamente a su llegada a Manises, la premiada trabajó en el Hospital General de Valencia, guardando muchísimos recuerdos de cada uno de los lugares donde ha ejercido. A día de hoy, y cumplidos los 60 años de vocación, Sor María afirma sentirse "feliz y contentísima de haber elegido este camino. Lo mejor de todo es mi vocación y todo me llena de felicidad".

Actualmente, Sor María continúa dedicando su día a día al cuidado de los mayores de la residencia, a los que contagia su alegría y su vitalidad. Lejanos parecen ahora sus inicios, cuando con tan sólo 17 años de edad le llamaba la atención ver, en su ciudad natal, como cuidaban las religiosas de los ancianos en el Hospital Beneficencia de Ontinyent.

Ayer 28 de octubre Sor María recibió un nuevo y merecido reconocimiento a su labor.