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El Club de Fútbol La Vall vence al Benidorm en el partido final del playoff para el ascenso a la liga autonómica de Cadetes

El Club de Fútbol La Vall vence al Benidorm en el partido final del playoff para el ascenso a la liga autonómica de Cadetes
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    El club de Fútbol La Vall se ha proclamado vencedor en el playoff para el ascenso a la liga autonómica en la categoría de Cadetes, en el encuentro disputado en el Campo Antonio López Guerrero de Benidorm, en el Rincón de Loix, en la tarde del sábado 8 de junio de 2013.

    Los colegiados del encuentro, pertenecientes al Comité Técnicos de Árbitros de la Delegación de Elche, fueron: D. Javier Miguel Cebrián (primer árbitro). D. Salvador Carrillo García (primer linier, auxiliar del árbitro principal) D. Aitor Moleón Cuenca (segundo linier, auxiliar del árbitro principal).

    Dio comienzo el Sr. colegiado del Partido D. Javier Miguel Cebrián a las 17:02 de la tarde. Los primeros minutos del encuentro fueron de claro dominio local, dejando claro que la impronta del entrenador, Sebastián Lora, iba a estar presente en la estrategia a seguir de sus jugadores.

    Héctor Cumba, entrenador del equipo La Vall, comenzó a dar consignas a sus chicos y en el minuto ocho de la primera parte, La Vall sacó una falta que llegó a la cabeza del jugador Juanjo Viñas y el balón pasó por encima del travesaño de la portería defendida por el cancerbero del Ciudad de Benidorm. Fue el primer susto del partido para la afición local.

    Inmediatamente después vino la réplica, Sergio Rivera, delantero del Ciudad de Benidorm, tuvo en sus botas el gol cuando lanzó de media chilena un balón que pasó rozando el poste visitante.

    El Ciudad de Benidorm era el dueño del campo, todos los balones eran para sus jugadores, anticipándose una y otra vez a los jugadores de La Vall.

    Los jugadores de Sebastián Lora tenían bien aprendida la estrategia, no en vano estamos hablando de uno de los mejores entrenadores de la Comunidad Valenciana. La consigna de Lora a sus muchachos fue muy clara, no quería que se le escapase el partido, y como en el año 2000, deseó, para sus jugadores y afición, obsequiarles con otra hazaña histórica como la que les regaló en aquélla ocasión. Todo el trabajo del entrenador estaba hecho, ahora les tocaba a sus pupilos desarrollarlo en el campo. Nadie dudaba de que el Benidorm era el claro dominador del partido, era el dueño del campo, todos los balones eran para sus jugadores, que se anticipan magistralmente una y otra vez a los jugadores visitantes, para desesperación de la afición y entrenador de La Vall. Pero una chiquillada absurda del medio punta local, Álvaro López, dejó herido de muerte a su equipo en el minuto veinte de la primera mitad, cuando el partido estaba claramente decantado hacia el equipo local.

    No nos engañemos, tal vez Álvaro fue provocado por el jugador visitante, pero en modo alguno se pudo permitir ni tan siquiera el gesto, independiente de que pegara con más o menos fuerza, que dicho jugador realizó en el campo. Con el reglamento en la mano, la actuación del Sr. colegiado fue correcta, guste más o menos. Y la expulsión fue del todo merecida.

    Evidentemente es mucho más fácil culpar al Sr. colegiado, pero hay que decir que tuvo arrestos D. Javier Miguel Cebrián al señalar la expulsión, y denotó a un excelente árbitro, con una personalidad inquebrantable y donde la presión no le puede. Guste o no, la expulsión fue ajustada a reglamento, y debe de servir para que los chavales vean que la deportividad es la consigna que debe imperar en los terrenos de juego. Esta circunstancia determinó claramente la balanza a favor del equipo visitante… y ahí estuvo, sin duda, la clave de la derrota del equipo del Ciudad de Benidorm.

    Pero, ¿cómo fue la jugada?: A las 17:23 de la tarde, mientras el medio punta local Marcos Pastor se preparaba para sacar un saque de esquina a favor del Ciudad de Benidorm, Álvaro López forcejeaba con un contrario… manos por aquí, manos por allá, tú me empujas un poquito, yo te empujo también… hasta ahí todo normal. Pero estando el juego todavía parado, el jugador de La Vall se giró y se puso de espaldas a Álvaro López que, sin pensarlo, le dio un golpe con el puño en la espalda al jugador de La Vall.

    El colegiado lo vio con absoluta claridad y no dudó en aplicar el reglamento con la roja directa y posterior expulsión. En el acta arbitral refleja la siguiente leyenda: “Por golpear en la espalda con el puño cuando no estaba el balón en juego”.

    Según la reglamentación, se adjunta la causa por Infracciones sancionables con una expulsión ser culpable de conducta violenta.

    No hay posible discusión, fue una acción de roja directa, pero sin duda, esta roja directa no la hubiese sacado el Sr. colegiado en este partido si previamente no hubiese acontecido lo que se relata a continuación.

    Sin duda se hubiese convertido en una tarjeta amarilla, pese a ser claramente roja, si unos minutos antes no hubiese surgido la polémica con otra jugada que el Sr. colegiado sin duda no vio pero que sí lo hizo el primer asistente o linier. Un jugador local, sin balón, le dio un codazo a un contrario y éste se cae al suelo, bien por la inercia o porque se tira, no importa, el codazo existió. La afición de La Vall, de forma espontánea, comenzó a recriminar al linier, el árbitro miró a su primer auxiliar y como éste no dijo nada, siguió con el juego.

    El sr. colegiado principal no pudo ver la acción del jugador local porque estaba viendo el desarrollo de la jugada con el balón. Se detuvo el partido para atender al visitante que se encontraba en el suelo y que le indicaba al Sr. colegiado que había sido víctima de una agresión. Sin la menor duda, esa jugada condicionó la expulsión del jugador Álvaro López, ya que en esa ocasión, el Sr. colegiado fue testigo visual en primera persona y sí vio y entendió la acción del jugador local como una agresión merecedora de la tarjeta roja

    En resumen, una primera parte muy vistosa, con mucho mejor juego del Ciudad de Benidorm, donde todos los balones eran para ellos, en la lucha de medio campo, donde se anticipaban prácticamente en todos los balones aéreos, pero con el contratiempo o inconveniente de una expulsión absurda en el minuto 20 de esta primera parte, propiciada por una fatídica acción antideportiva que ha trastocado y condicionado el planteamiento técnico de Sebastián Lora.

    La Vall se encontró con el gol, no por juego, sino por suerte, a balón parado, como consecuencia de un cabezazo que vino por una carambola y que por casualidad entró en la portería del Ciudad de Benidorm.

    En la segunda mitad, el Ciudad de Benidorm no tuvo más remedio que arriesgar: ¡TODO O NADA!, mientras que La Vall lo tuvo más fácil: ¡Esperar las acometidas del equipo local y lanzar una contra!.

    En esta segunda mitad, mientras Héctor Cumba García estaba tranquilo, observando el partido, Sebastián Lora no paró de organizar y dirigir a sus chicos, pero la defensa de La Vall desbarataba una y otra vez todas las incursiones locales.

    El Ciudad de Benidorm lo intentaba una y otra vez, pero no conseguía el premio.

    Sebastián Lora pidió ritmo a sus muchachos: ¡Deben dar todo o apearse del ascenso…!. El Ciudad de Benidorm no tiene más remedio que jugársela, no le queda otra.

    La defensa de La Vall no estaba por conceder privilegios a sus contrincantes, y una y otra vez desbarató las intenciones locales.

    Mario Rodríguez, delantero de La Vall, avisaba varias veces de su peligrosidad, y en el minuto veintitrés de la segunda mitad, una contra de La Vall propiciaba que este delantero introdujera el esférico en la portería local.

    La afición de La Vall explotó de júbilo ante ese nuevo gol que suponía el 0-2 y que le daba mucha más tranquilidad. La del Benidorm no entendía que jugando mucho mejor y con un hombre menos, perdiese por dos tantos.

    Salió del terreno de juego el nº 7 de La Vall, Juanjo Viñas, y entra en su lugar Víctor Chillón.

    El Ciudad de Benidorm fue el dominador del partido, pero no llegaba con peligro de gol al área visitante.

    Otro cambio en el equipo visitante para arañar unos minutos al crono. Salió del terreno de juego Fran Marco y entró Esteban Valencia.

    En el minuto treinta y dos de la segunda mitad, de nuevo el Ciudad de Benidorm, con Marcos Pastor, sacó la falta, se la pasó a David Acuña, este chutó, dio en un defensa visitante y un jugador del Ciudad de Benidorm, en una maraña de jugadores de ambos equipos, introdujo el esférico en la portería de La Vall. Fue el ansiado y merecido gol que dejó el marcador en 1-2.

    Rápidamente los locales llevaron el balón al medio campo, el partido estaba al rojo vivo, muy abierto, unos y otros comenzaron a llegar, esta vez sí, con bastante peligrosidad en el área contraria.

    El partido estaba roto por momentos, cualquiera podía marcar… Son minutos que para nada se notaba que el Benidorm tenía un jugador menos. Fue un ir y venir de portería en portería, es como si fuese la apoteosis final de una enorme mascletá.

    “Saca bien, por Dios, saca bien…” le decía el entrenador local a su portero. ¡La tensión era evidente! El Ciudad de Benidorm tenía el partido en sus botas y quedaba poco tiempo.

    En el minuto cuarenta y uno, Marcos sacaba otra falta a favor del Ciudad de Benidorm, y Javi López tenía el empate en su cabeza, pero el balón se resistió a entrar y pasó rozando el palo del cancerbero visitante. Está claro que no tenían a la diosa Fortuna de su parte, ni al dios chino de la suerte Bishamonten tampoco.

    En un contraataque visitante, cuando el Ciudad de Benidorm tenía entre las cuerdas al equipo de La Vall, sentenció el partido el jugador visitante Victor Chillón, cuando introdujo el balón en la portería local, propiciando el 1-3 definitivo.

    Ya no daba tiempo para más, el Sr. colegiado señaló el final del encuentro con su silbato.

    Fantástica la afición del Ciudad de Benidorm, que reconociendo el enorme esfuerzo de sus jugadores, que se dejaron hasta el alma en el partido, formaron un pasillo para homenajear al equipo local antes de entrar a vestuarios.

    Por contra, como es evidente, el equipo visitante festejó de sumo agrado su importante victoria.

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