Salta de Japón hasta la Vall
Yasuyuki Hirota de 34 años, natural de japón, es traductor de inglés y alemán y pese a que vive a 1.000 kilómetros de Fukushyma, donde la situación es más delicada por un posible desastre nuclear, ha afirmado que “adelanté mi viaje por temor por si la situación se agravaba, aunque al parecer la situación está recuperando la calma”. Yasuyuki Hirota ha asegurado que “fui la primera rana en saltar del agua caliente porque estaba demasiado nervioso”. No estaba dispuesto a que si la situación se agravara no pudiese salir del país para pasar un tiempo con su amigo vallero, Ernest Fenollosa, ex alcalde de la ciudad.
La forma en que los japoneses han asumido esta catástrofe natural sin incidentes en las tiendas de alimentación y con comportamientos totalmente civilizados a la hora de quedarse mayoritariamente en su país, tiene mucho que ver con la cultura japones, comenta Yasuyuki Hirota quien ha explicado que “los japoneses estamos muy atados a la empresa, además existe una cultura de vigilancia mutua, miedo a ser criticados”. Además, este joven nipón ha explicado que “nuestra cultura nos impide mostrar nuestros sentimientos en público, nos han programado de forma inconsciente”.
Para este japonés la situación es preocupante por el racionamiento de la energía eléctrica. Las consecuencias del tsunami y el posterior daño que han sufrido las plantas de Fukushyma ha provocado recortes en el suministro eléctrico. Para Yasuyuki Hirota “tengo miedo de que como consecuencia de todo lo que está pasando poco a poco se ahogue la economía japonesa”. Por ello, apuesta por iniciar una nueva etapa en tierras valencianas como traductor y como experto en el intercambio complementario, es decir, propiciar otra cultura económica distinta con mayor capacidad económica, como ya se está desarrollando en otros países europeos y americanos.