Giner e Ibáñez y el “neoclasicismo” musical del siglo XX
Un piano y una flauta bastaron a Luis Giner y a Joan Ibáñez para presentar el pasado viernes, en Villa Eugenia, su propuesta musical “neoclasicista”. El movimiento Neoclásico, que en el resto de disciplinas se ubica en la segunda mitad del siglo XVIII, en música se retrasa hasta el siglo XX dada la escasa existencia de documentación musical de la época griega y romana. Así, como reacción al dodecafonismo de Schoenberg y el caos de Debussy, surge la corriente que trata de recuperar el equilibrio en las estructuras, la sencillez en la melodía y la claridad en el discurso musical. A este momento, a este estilo se les ha convenido en llamar el “Neoclasicismo musical”.
La sonata para flauta y piano de Muczynski, reconocida internacionalmente con los mayores galardones, y cuyo lenguaje recuerda irremediablemente al jazz sirvió para abrir el concierto de este dueto al que todavía no se había tenido la oportunidad de escuchar conjuntamente en Godella, si bien sí habían actuado por separado. “Es un placer poder escuchar a dos de nuestras figuras emergentes como Luis Giner a quien ya disfrutamos en Villa Eugenia el pasado año y a Joan Ibáñez, que fue el solista invitado en una de las últimas actuaciones de la Orquesta Sinfónica Segle XXI, aquí, en Godella”, comentó el concejal de Cultura y Comunicación, Ferran Vilella.
Con un guiño puramente neoclásico, y una pieza del compositor francés André Jolivet, inspirada en la mitología griega, se llegó al descanso. La segunda parte arrancó con la melodía transparente y luminosa de la sonata en Re mayor para flauta y piano de Prokofiev y concluyó con una de las obras más emblemáticas del autodidacta Poulenc, también una sonata, compuesta en los últimos años de su vida cuando aportó el mayor lirismo y contornos melódicos claros a sus composiciones.
