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Gandia inaugura los actos de 2010 con un concierto atípico a cargo del campanero Llorenç Barber

Gandia inaugura los actos de 2010 con un concierto atípico a cargo del campanero Llorenç Barber
  • Cerca de 200 músicos, repartidos en una superficie de unos 500 metros cuadrados, interpretarán una música que sorprenderá a los espectadores

  • Músicos locales y de otros puntos de Valencia, colaborarán en una creación musical de incierta solución

Llega 2010 y comienzan, de lleno, los actos del V Centenario del Nacimiento de Francesc de Borja. Gandia inaugura un año cargado de actividades culturales de todos los estilos que rendirán homenaje al patrón de la ciudad. Y el primero de los actos del año será el mismo día 1, con un concierto poco convencional y sorprendente a cargo del músico Llorenç Barber. La pasarela del parque Ausiàs March será uno de los epicentros de un concierto que utilizará una superficie de cerca de 500 metros cuadrados.

El director del departamento de Políticas Culturales y coordinador del V Centenario, Antoni Durà, ha presentado hoy, junto al músico de la Vall de Albaida, el concierto que abrirá el Año Borja en Gandia. Según ha explicado Durà, desde las 18 horas, más de 200 músicos ambientarán la zona del río Serpis con un concierto “que ofrecerá, sin duda, la visión más vanguardista del Centenario”. Músicos de la Banda del Grau de Gandia, de La Font, de l’Alqueria y otros municipios saforenses y valencianos, participarán en el concierto de Barber.

Por su parte, Barber ha querido hacer llegar a la ciudadanía, unas breves instrucciones para poder disfrutar, de forma idónea, de un concierto tan emocionante como excéntrico, del que, incluso, ha asegurado que “es un trabajo del que no sabemos cuál será el resultado”. Barber ha explicado que los espectadores no presenciarán un modelo de concierto como al que están habituados, y ha preparado a su próxima audiencia para que entiendan mejor esta “apuesta por la música de calle, plurifocal y de un cierto riesgo”.

Algunas de las premisas aportadas por el músico son, por ejemplo, que los espectadores no deben mantenerse estáticos, dado que el concierto avanzará dividido en un total de 50 puntos o nidos musicales, con funciones, sonidos e instrumentos totalmente diferentes.

Los 200 músicos estarán repartidos por el parque, la pasarela, el río, los campanarios de Sant Josep y la Colegiata e, incluso, en las terrazas de algunos edificios que colindan con el Serpis. Tal y como ha definido el propio Barber, “cada músico será como un píxel del total de la obra: la suma de todos los píxeles, cada uno de ellos con sus matiz, su color, potencia y rebote, conforma un retablo de maravillas”.

También ha comentado Barber que su obra no sólo estará ambientada por música, también habrá silencios abundantes y sonidos que parecerán ruidos. Los 200 músicos se dividen en 50 grupos y cada grupo e dirige a él mismo a partir de unas partituras marcadas por Barber, que asume el riesgo de una apuesta por la música enigmática, escondida, de incógnita y sin ensayos in situ.

Reflejar con música la historia del Santo Duque
Barber también ha explicado el título de su concierto, El mundo no tiene orejas para escuchar semejante estampido. Se trata de la frase que Ignacio de Loyola le dijo a Francesc de Borja cuando se enteró de su decisión de abandonar la vida de noble para dedicarse a la Compañía de Jesús. Con este hecho y con el contexto escogido en la ciudad, Barber trata de poner música a una parte de la vida del patrón de Gandia.

El campanero ha comentado el motivo de escoger una zona tan poco habitual para conciertos de este tipo. Según ha explicado, se enamoró de la estampa de Gandia que se puede observar desde el parque y la pasarela. Además, ubica un concierto experimental, de forma consciente, en un punto que antiguamente fue la parte más apartada de la ciudad, un lugar para tirar basura, y que ahora, con las obras del parque del Tirant y las de la ribera del Serpis, lo convertirán en uno de los ejes más importantes de la ciudad.

En este paraje, Barber realizará un concierto de música que él mismo ha calificado como “rara” o “novedosa”, en el que la gente no se sentará en una silla, sino que andará e irá eligiendo los sonidos que prefiere escuchar en cada momento. Un concierto en el que se aleja de la orquesta y se la juega en un punto de Gandia donde, como probablemente hagan sus sonidos y sus músicos, se encontrará el renacimiento y la redignificación.

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