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“Arqueología” contemporánea en el Montgó

“Arqueología” contemporánea en el Montgó
    Una de las principales iniciativas de los voluntarios jubilados de la Agenda 21 es la de “Llocs a la memòria”, la cual consiste en contar historias de vivencias propias de la Dénia de antaño, como por ejemplo la que contó el pintor dianense Jaime Costa Tur en relación al avión estrellado en el Montgó un frío 5 de diciembre de 1950, donde, tal y como relató el artista, “el monte se cubrió con su bufanda blanca”.

    Un avión militar inglés, que partió desde territorio francés en Istres en dirección a Gibraltar, impactó de forma trágica contra nuestra montaña, accidente donde perdieron la vida siete oficiales de las fuerzas aéreas inglesas. Este triste suceso quedaría plasmado no sólo en los diarios de la época como La Vanguardia, ABC y The Times, sino que se refleja incluso en la actual exposición del museo británico de la RAF.

    Un desgraciado suceso casi olvidado en el tiempo, pero del que algunos componentes del equipo de mayores de la Agenda conocían algún detalle aislado. Como si de un puzzle se tratara, y en el empeño de encajar todas las piezas, se pusieron manos a la obra en la composición histórica del accidente, estudiando los documentos existentes en el Archivo Municipal, entrevistándose con otras personas que algo podían aportar, buscando referencias de hemeroteca y formulando teorías del impacto.

    La reconstrucción de esta historia tan concreta de la ciudad de Dénia llevó a los voluntarios a revivirla montando una expedición de ascenso hacia el lugar del accidente, más allá del Camí de la Colonia. Llegados al canchal o runar por encima del horno de cal, cada paso que daban era de gran emoción, encontrando unas misteriosas frases bíblicas del profeta Isaías, las cuales aparecieron en relación al accidente durante aquella época, y que al parecer alguien se encarga de repintar para conservar dicho recuerdo y homenaje. Pero, sin lugar a dudas, el momento más intenso fue el de encontrar un par de piezas del fuselaje del avión siniestrado, algo realmente sorprendente por la dificultad de localización que conlleva el paso del tiempo. Tal descubrimiento fue un merecido premio a esos intrépidos jubilados, movidos únicamente por la estima a Dénia y a su historia.
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