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Cullera homenajea a sus centenarios

Cullera homenajea a sus centenarios

    El Ayuntamiento de Cullera quiere celebrar la vida, especialmente la de aquellos que saben mucho de ella. El consistorio ha rendido homenaje esta mañana a una insigne vecina, Rosa Guillem Piris. Este 2 de enero ha conseguido un hito del que pocas personas pueden presumir: ha cumplido cien años.

    Para festejarlo, tres generaciones de su familia le han rodeado con todo su aprecio. El entrañable acto ha tenido lugar en la Residencia Municipal de la Tercera Edad, de donde Rosa es usuaria desde hace ya algún tiempo.

    La reunión ha servido para homenajearla y recuperar la vieja costumbre del ayuntamiento de felicitar públicamente a los mayores del pueblo que superan un siglo de vida. El acto ha contado con la presencia del alcalde de la ciudad, Jordi Mayor, quién le ha hecho entrega a Rosa de una placa conmemorativa. También ha participado la concejala de la Residencia, Francesca Ortiz así como los compañeros de residencia de Rosa y los trabajadores del centro.

    Emocionada, Rosa ha recibido el detalle y ha soplado las velas del pastel que acredita protocolariamente la efeméride. A sus espaldas lleva la historia viva de un pueblo. Como tantas otras mujeres de su generación, trabajó en la industria de la naranja, el fruto dorado que movió la economía cullerense desde mucho antes de la llegada del turismo de masas.

    Rosa es una mujer afortunada. No sólo porque ha podido superar el siglo de vida, sino porque ha tenido la oportunidad de ver a tres generaciones distintas de su familia. Tuvo cuatro hijos, tres de los cuales todavía viven. De ellos, nacieron 7 nietos quienes a su vez le dieron 5 biznietos. De una de ellas, tiene dos tataranietos.

    Su hija, Asunción García, explica que a pesar de sus dificultades físicas, Rosa disfruta en general de buena salud y tiene una memoria a veces sorprendente. Viuda desde hace más de dos décadas, ha sobrevivido a una guerra, una posguerra y a las dificultades de los tiempos que le tocaron vivir en un país donde ser mujer y trabajadora era erigirse en una heroína.

    Actualmente, en Cullera viven siete personas centenarias. Son el tesoro más preciado del municipio. La historia viva de un pueblo que quiere vivir eternamente.

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