Cullera restaura la campana del Museo del arroz

La campana del Museo del arroz de Cullera vuelve a sonar y ahora lo hace con un sonido tradicional. La pieza, de unos 30 kg de peso y fundida en 1999, se ha restaurado en dos fases, gracias a la iniciativa de la concejalía de Patrimonio Histórico y Museos que gestiona Amparo Jover.

La primera parte de la recuperación ha consistido en la bajada de la campana de la espadaña, donde se encontraba en un estado regular de conservación. Se hallaba instalada en una viga de madera fija que no permitía su movimiento. Tan sólo podía tocar a través de un electromartillo, que además no funcionaba. La campana presentaba suciedad, no sólo de las partículas de polvo que se depositan a lo largo de los años en su superficie sino incluso de pintura por la parte que da a la fachada.

La pieza fue traslada a los talleres municipales donde quedó depositada. Además, se inició una propuesta de socialización del patrimonio campanero, involucrando a jóvenes participantes en el programa municipal de carpintería, que bajo la dirección del técnico Enric Martí, se han encargado de reconstruir la madera de la campana con materiales resistentes y adaptados a las condiciones necesarias.

A través de una charla por parte de Eliseu Martínez Roig, gestor de patrimonio y campanero de la Catedral de Valencia, los jóvenes fueron introducidos en el significado del lenguaje de las campanas y conocieron cómo su trabajo en carpintería se aplica al modelo de restauración de campanas actual, que implica la reposición de los contrapesos de madera tradicionales. Los contrapesos de madera mejoran la calidad del sonido de las campanas además de atenuar los niveles de vibración que transmiten al ser movidas.

Nueva acústica

La segunda fase, realizada por la empresa especializada Electrorecamp SL, ha consistido en la limpieza del bronce de la campana. Esta intervención se realiza para recuperar la acústica. Limpiando la superficie externa e interna, se eliminan las capas de suciedad que afectan a la potencia sonora.

Así, se recupera la sonoridad original del momento de ser fundida. Durante esa fase también se construyeron los herrajes necesarios para acoplar la campana a su contrapeso y la instalación tanto de los ejes como de rodamientos, que permiten su movimiento oscilando, conocido como el medio vuelo, el toque característico de las pequeñas campanas de ermitas.

También se ha construido un nuevo badajo, puesto que antes no tenía cabeza. Esta misma empresa ha sido la encargada de volver a subir e instalar la campana en su lugar, garantizando la seguridad del conjunto.

Durante el día de la fiesta de los Santos de la Piedra, el 30 de julio de 2016, la campana fue bendecida y subida, y se tocó por primera al vuelo al acabar la celebración litúrgica. El toque a medio vuelo se puede realizar desde dentro del templo gracias a una cuerda de gran longitud.

Con esta restauración se recuperan los valores materiales con la restitución de la instalación tradicional y los valores inmateriales del instrumento, puesto que la campana vuelve a sonar como es tradicional en ermitas y templos más pequeños.