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Cullera reconoce la trayectoria del científico que aportó novedades a la Teoría de la Relatividad

Cullera reconoce la trayectoria del científico que aportó novedades a la Teoría de la Relatividad

    Cullera saldará hoy una deuda histórica con uno de sus científicos más relevantes Joaquín Olivert. El Ayuntamiento le entregará esta tarde a título póstumo el Distintivo 9 de Octubre por toda una vida de superación personal dedicada a la ciencia.

    La decisión, a propuesta de la alcaldía y acordada por todos los grupos políticos, pone de relevo la figura de este licenciado en ciencias físicas en 1968 por la Universitat de València, doctor en 1974; profesor de física cuántica; profesor a la facultad de matemáticas de la Universitat de València desde 1985; doctor Honoris causa en física por esta universidad, entre otros títulos académicos más.

    Miembro de la agrupación socialista de Cullera y socio del Ateneo Musical, nació en Cullera el 18 de junio de 1941. Trabajó en el campo de la física centrando sus estudios en la Teoría de la Relatividad, a la cual aportó algunos avances.

    Desde muy pronto demostró ser una persona especial porque a pesar de los impedimentos físicos que una grave enfermedad le causaron fue una mente privilegiada y un ejemplo de superación personal a seguir con un objetivo: el de mejorar.

    Gracias a su tenacidad, perseverancia y obstinación en una época en la cual a las personas de sus características se las discriminaba o arrinconaba, pudo dedicarse a aquello que él quería y destacar en la vida tanto profesional como particular.

    A lo largo de su vida, además de su trabajo en la Universitat de València, fue mentor de varios alumnos apoyando sus tesis doctorales de las cuales dirigió 9: 2 de física y 7 de matemáticas. A parte, actuó como orientador desinteresado de todo aquel físico o matemático que le pedía consejo.

    Durante su etapa docente publicó diferentes libros y obras relacionadas con la física relativista, introduciendo el concepto del «Fajo de fibras sembradas». En la Facultad de Física de Valencia fue el primer impulsor de la nueva teoría sobre el estudio de la gravedad cuántica de bucles.

    Después de jubilarse además de su constante dedicación a la física, desarrolló otro de sus mayores deseos hasta entonces arrinconado por motivos laborales: la literatura. Escribió una obra teatral a punto de publicar y también había terminado dos obras de carácter totalmente opuesto: una novela histórica basada en hechos ocurridos en Cullera y un tratado sobre física, las dos inacabadas, y su vida social desde entonces y a pesar de su delicada salud siguió girando alrededor de la física, la música y su familia.

    La otra gran pasión suya fue el Ateneo Musical. Socio de esta sociedad musical durante toda su vida trabajó por ella y además fue un grande impulsor de la formación académica de los alumnos de música, siempre enalteciendo la música por encima de fanatismos. Fue jefe de la Comisión de la Escuela de Música, para la que elaboró un reglamento de funcionamiento y últimamente estaba llevando a cabo un programa de conferencias y charlas dirigidas a los alumnos de Grado Profesional y Grado Superior en el Conservatorio. También estaba configurando un grupo de trabajo con profesionales de la casa y algunos miembros de la Junta Directiva para asegurar una buena coordinación de la sociedad y asesorarla técnicamente así como a los responsables de la formación de los alumnos de la escuela con el objetivo de mejorar su funcionamiento a todos los ámbitos, pedagógico, musical y social.

    Orgulloso siempre de su ciudad, nos dejaba el 22 de mayo de 2014 a la edad de 72 años en su casa después de haber superado una grave lesión cardíaca que arrastró silenciosamente desde hacía más de seis años, recibiendo en su despedida el reconocimiento de gran parte de sus pupilos, amigos y compañeros venidos desde diferentes lugares de la geografía española.

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