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La Lonja del Cáñamo presenta el trabajo fotográfico de Manuel Cruzado en la exposición Manao-Mindanao-Filipinas

    La Lonja del Cáñamo, Sede de la Ciudad de la Universitat Jaume I, presenta del 12 de enero al 12 de febrero de 2012 la exposición del fotógrafo Manuel Cruzado Cazador titulada "Davao-Mindanao-Filipinas". El acto de inauguración de la muestra tendrá lugar el jueves 12 de enero a las 19:30 horas y contará con la asistencia del vicerrector de Cultura y Extensión Universitaria de la UJI, Wenceslao Rambla, y el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Castellón, Vicent Sales.

    Manuel Cruzado Cazador (Castellón, 1945) es sin lugar a dudas uno de los fotógrafos más relevantes en la historia de la fotografía castellonense, y también uno de los más reconocidos en el panorama nacional. Si bien su nombre no forma parte de los fotógrafos más conocidos actualmente, sí fue considerado por alguno de ellos (Cristina García Rodero) como un verdadero maestro del reportaje fotográfico, especialmente a partir de su colección “Peregrinos”, una serie en la que recogía, con singular maestría y en la que daba muestras de ser un fotógrafo de “lo cercano”, la tradicional romería de los peregrinos de Les Useres a Sant Joan de Penyagolosa, en la década de los años 70. El mismo reconocimiento cosechó con trabajos posteriores, especialmente tras la publicación de su libro “Cuba”. Si bien fue en el campo de la concursística fotográfica muy en boga durante la segunda mitad del siglo XX entre los fotógrafos aficionados españoles, donde alcanzó un mayor reconocimiento, teniendo en su haber los galardones más importantes del panorama nacional.

    Amigo de las distancias cortas en la toma, y con una habilidad natural para el retrato, sus fotografías en blanco y negro son el testimonio de un tiempo en el que la fotografía se practicaba con cámara analógica y “a pecho descubierto”, en donde el fotógrafo conjugaba oportunidad y habilidad para realizar una toma perfecta.

    En su trabajo Manao-Mindanao-Filipinas, vuelve a presentar un trabajo hecho desde la misma perspectiva y con la misma garra. En algo más de 30 fotografías de mediano formato, realizadas en blanco y negro, sumerge al espectador en el mundo de las personas que habitan aquellos lares a través del retrato. Niños, mutilados, mujeres sonrientes, ancianos, se muestran abiertamente a la cámara, mostrándose tal y como son, sin artificios ni trucajes. La toma rabiosamente sincera, traspasa la distancia entre fotógrafo y objeto, supera la sensación de pose y transmite la complicidad que Manolo Cruzado es capaz de crear con la persona fotografiada en un instante, que se vuelve eterno.

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