Puertos está terminando de derribar el tinglado que se quemó hace cuatro años

La Dirección General de Puertos está terminando de derribar desde el pasado lunes lo que quedaba del antiguo tinglado que se quemó el 8 de abril de 2004, y que se había mantenido en pie para soportar el tendido eléctrico que ahora se está enterrando. La gente que trabaja en el puerto, al ver los trabajos de la excavadora, albergaba la esperanza de que pudiera tratarse del alcantarillado, del que carece el puerto desde que se terminó hace ahora 72 años. Sin embargo, sólo se trata de un soterramiento de los tendidos de luz y teléfono, lo que va a permitir eliminar los cuchillos que soportaban la naves que se quemaron hace cuatro años.

Precisamente hoy por la tarde el puerto pesquero de Burriana se ha sometido a una rigurosa inspección por parte de funcionarios de la Unión Europea, en la que sin duda habrá salido a colación este problema del cual adolece el recinto portuario. Todas las instalaciones que hay en el puerto: varadero, piscifactoría, lonja, a excepción del Club Náutico, desaguan directamente dentro de la dársena. Los pescadores tienen prohibido limpiar el pescado con el agua del mar si la toman en el lugar de atraque. O bien han de limpiarlo a mar abierto o con agua dulce.

Algunos usuarios del puerto de Burriana han denunciado en más de una ocasión que de vez en cuando aparece una espuma maloliente en el interior de la ensenada, proveniente de un aliviadero situado en el muro de atraque del muelle longitudinal. Por este desagüe sale agua turbia, mezclada con espuma blanca.

Los beneficiarios de las instalaciones han pedido a la Consellería en reiteradas ocasiones que dote al recinto de un alcantarillado conectado con la red pública de la ciudad, cuyas aguas van a parar a la estación depuradora instalada en la Serratella.

Otro problema que surgió cuando se quemó el tinglado en la Semana Santa del 2004, es que los rederos fueron obligados a trasladarse a una zona al aire libre, junto a la Lonja, a la espera de que se construyera un almacén para las artes de pesca de 2.000 m² que, pese a prometerse en reiteradas ocasiones, aún no existe.

Las naves del antiguo tinglado, aunque no eran utilizadas para labores de estiba y desestiba, resultaban de gran utilidad para los marineros, ya que les permitía reparar y extender las redes sin que el sol las quemara. Esas grandes redes no caben en las casetas que a tal efecto hay habilitadas enfrente de la Cofradía. En este sentido, además de los inconvenientes para los rederos, que sufren el frío y el calor directo a lo largo del año, durante largas jornadas, cosiendo y reparando sin apenas moverse, existe otro problema más importante y es que las redes, por el material del que están hechas, no duran lo mismo si están resguardadas o a la intemperie.