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La nueva Sociedad Filarmónica Cazadores inaugura su nuevo casino tras la reforma llevada a cabo

La nueva Sociedad Filarmónica Cazadores inaugura su nuevo casino tras la reforma llevada a cabo
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    El pasado sábado, a las ocho y media de la tarde, se inauguró la reforma del casino Filarmónica Cazadores. Al acto asistieron el alcalde, José Ramón Calpe, varios concejales de la Corporación Municipal como los señores Isach, Molés y Jorge y las señoras Fandos y Aguilera, la Reina Fallera, Beatriz González, y las Falleras Mayores de la Falla Sociedad de Cazadores, María del Mar Monfort Borja y Teresa Vicent Tornador, junto a su caballero acompañante, Alejandro Diago Espi, y el presidente Javier Diago.

    Bendijo las instalaciones el reverendo Francisco Segarra Sanchis y presentó el acto Ramón Peris. Actuaron como anfitriones los presidentes que han forjado la fusión de ambas entidades, evitando así que desaparezcan, Francisco Vicent y Francisco Franch.

    La Filarmónica y Cazadores tomaron la decisión de unirse a raíz de la finalización del contrato de arrendamiento que por espacio de más de treinta años tuvo la Sociedad de Cazadores con La Inmobiliaria Burrianense, propietaria del edificio del Círculo Frutero en la calle San Vicente nº 18. La nueva sociedad cuenta con 350 socios y posee una estructura fuerte y saneada que le permitirá seguir siendo un referente en la vida social de Burriana.

    Desde hace días, muchas personas me han preguntado cuándo iba a sacar esta noticia. La verdad es que me he retrasado porque veía una magnifica oportunidad de convinar la información con un reportaje sobre las sociedades que había en Burriana hace cien años. La falta de tiempo me ha impedido extenderme más, aunque me comprometo a hacerlo en un futuro.

    La Sociedad Filarmónica Burrianense y la Sociedad de Cazadores Tiro de Pichón, son dos sociedades históricas de nuestra ciudad. La primera nació en 1910 para hacerse cargo de la Banda Municipal y fue un verdadero ateneo cultural durante muchos años. Disponía de una sección teatral propia y de una escuela de música en la que daba clase de instrumentos de cuerda (violín, viola, violoncello y contrabajo) Vicente Tárrega, hermano del guitarrista Francisco Tárrega, de la que salieron músicos tan ilustres como Abel Mus. También tenían una clase de Armonía e Instrumentación, bajo la dirección del maestro José María Ibáñez, director de la Banda Municipal durante más de veinte años, y autor junto al poeta José Calzada Carbó de la Marcha de la Ciudad. Su sede social estaba en lo que fue el bar “Isa” – actualmente un bazar chino –. El corresponsal del Heraldo de Castellón, Rafael Solá Traite, que hizo una labor extraordinaria como publicista y cronista entre 1911 y 1935, escribía en una de sus crónicas, el 22 de febrero de 1913: “El día de ayer fue desapacible. A la rápida tormenta de la noche anterior, siguieron algunos chaparrones por la mañana, y continuando la llovizna por la tarde y parte de la noche. El agua ha sido beneficiosa para los campos y esto es de agradecer. /  El helado airecillo que sopló durante todo el día, recluyó a la muchedumbre en los cafés y casinos. El cronista albergóse en el de su predilección; en la Filarmónica, en la única sociedad que se vive y se respira ambiente de arte en Burriana. / Sus numerosos asociados entretenianse ayer tarde, unos jugando al chamelo, otros a las cartas, el ajedrez, a las cuarenta y una; allá una mesa donde un grupo de amigos conversaban de asuntos literarios, haciendo conjeturas sobre si se publicarán o no, en un folleto los trabajos premiados en el reciente Certamen aquí celebrado; allá otra peña, versando de cosas de teatro (enterándose el cronista de las obras que está ensayando el cuadro de aficionados para la función que dará la sociedad en el Oberón a primeros del mes próximo, que son las zarzuelas “El nieto de su abuela”, “Chateaux Margaux” y la valenciana “Un capitá de cartó”; acullá unos cuantos devotos de Santa Cecilia hablando de proyectos musicales; y en otro sitio varios adoradores del Bomba, hermanos gallito y demás astros coletudos (en la Filarmónica se rinde culto al arte en todas sus manifestaciones), discutiendo sobre la corrida de La Magdalena en esa capital. / Y entre el rum, rum de las conversaciones, el metálico y cristalino sonar de los platillos y cucharillas, copas y vasos; el chocar de las fichas sobre el mármol; el seco restallido de las marfileñas bolas de la mesa de billar, y la voz gangosa del camarero contando los puntos que los jugadores hacían al tirar los palos, pasó el cronista la tarde; una tarde de reclusión forzosa por lo desapacible del tiempo”.

    Desde la Filarmónica se organizó una cuestación popular para construir el antiguo  Pabellón de la Música del Camí d’Onda que fue inaugurado en las fiestas de Sant Blai de 1916.

    La Sociedad de Cazadores Tiro de Pichón, nació en abril de 1913. En la sección Ecos de Burriana del Heraldo se leía: “Bajo el nombre de Sociedad de Tiro de Pichón de Burriana, se han agrupado todos los cazadores de ésta, habiendo elegido para la junta directiva a los siguientes señores: Presidente.- Don Tomás Clará. Vice.- Don Juan Almela Albesa. Tesorero.- Don Manuel Granell Calbet. Secretario.- Don José Daudí Agramunt. Director de tiro.- Don Manuel Félix Ferrada. Vocales.- Don Juan Bautista Domingo Forner, don Francisco Meliá, don Vicente Feliu Cabedo y don Bautista Saborit. / Por ahora la casa social de los devotos de la escopeta será el velódromo, en cuyo sitio piensan celebrar con alguna frecuencia certámenes de tiro a caja”. El velódromo se encontraba en lo que actualmente es la plaza de la Feria. Sin embargo, pronto reformaron un local en la calle San Vicente número 16, dos casas antes del Círculo Frutero, donde se trasladaron en 1915 – años más tarde pasaron a otra casa de esta misma calle, junto a lo que fue el Centro España – . Durante esa reforma tuvieron un disgusto. El semanario la Unión recogía la siguiente noticia:  “el martes tuvo la desgracia de caer desde un andamio en las obras del Casino de Cazadores que se construye en la calle San Vicente, el niño Enrique Guinot Ripollés. En grave estado fue conducido al Hospital, esperándose de un momento a otro un fatal desenlace. El accidentado, que cuenta con nueve años de edad, es hijo del conocido albañil D. Antonio Guinot y sobrino del sacerdote don Andrés Ripollés”.

    Tanto la Sociedad de Cazadores como la Filarmónica destacaron por sus bailes, sobre todo los de máscaras, también llamados bailes de Piñata, los días de Carnaval.

    Y es que en aquella época, a falta de televisión, todo se canalizaba a través de estos espacios de socialización en el que se agrupaba la gente según sus aficiones e ideario político, y en el que existían profundas rivalidades, como ahora veremos. Muchos hombres acudían al casino hasta tres veces al día: después de comer, después del trabajo, y después de cenar.

    Coetáneas a la Filarmónica y Cazadores, había otras sociedades, como el Casino Burrianense, situado en El Pla, en lo que hoy es el Banco de Valencia. Este era el casino de los liberales de don Benjamín González y don José María Sabater Cataluña.

    Para que nos situemos, hace cien años, durante la Restauración, se alternaban en el poder municipal los Liberales y los Conservadores, también llamados La Cooperativa, pues este bando aglutinaba a carlistas, liberales históricos, tradicionalistas, conservadores, etc. Ambas formaciones tenían un cacique – palabra común en la época que no tenía un carácter tan peyorativo  –. El de los Liberales era don Benjamín González y el de los Conservadores don Juan Peris. Ambos tenían sus delfines, como José María Sabater y José Daudí en el caso de los Liberales, o Ramón Llopis en el caso de los Conservadores. Únicamente existía una minoría, que tenía un concejal: la Junta Municipal Republicana, que presidía don Manuel Tomás, presidente también del casino del Centro Republicano, sito al inicio de la calle Barranquet, que llegó a tener más de mil socios a partir del advenimiento de la II República en 1931. Este concejal, don Manuel Tomás, era también el responsable del Hospital de Sant Blai, e hizo una gran labor fundando un comedor para pobres.

    El Casino Burrianense, como no podía ser de otra forma, rivalizaba con el Casino Legitimista, también llamado Tradicionalista o Jaimista, que era el Casino de los Carlistas, no por don Jaime Chicharro, que también era Carlista, sino por Jaime de Borbón, conocido como Jaime III, quien asumió el puesto de pretendiente Carlista en 1909.

    En febrero de 1916 se inauguró el flamante Círculo Frutero, que aglutinó a gran parte de los exportadores y confeccionadores de Burriana. Esta sociedad también tenía sus más y sus menos con el Círculo Jaimista, y el motivo era que éste, además de ser el Casino de los Carlistas, que más tarde desembocaron en lo que hoy es el Centro España, era el Casino de los exportadores agrupados en la “Sociedad de Embarque Fuentes”. Hasta tal extremo competían, que los únicos que no fueron a la inauguración del Frutero celebrada el día 2 de febrero de 1916 fueron don Vicente Fuentes y el presidente del Círculo Tradicionalista, también llamado Jaimista. Eso sí, para dejar constancia de su ausencia, ese día, durante el banquete, dejaron sus dos sillas vacías.

    La Sociedad Filarmónica competía en el arte de Talía con la Sociedad Artística-Instructiva Teatral. Ambas sociedades ensayaban obras de teatro y zarzuelas que representaban en sus casinos e incluso teatros como el Oberón. Para incrementar aún más la competencia, en el seno de la Artístico-Teatral nació en 1914 la Lira Infantil, también conocida por la “xicoteta”. Treinta y seis niños se pusieron en manos del maestro don Juan Bonet, que había sido director de la banda municipal, y en apenas unos meses ya sabían manejar los instrumentos, y ejecutaban a la perfección pasodobles, valses y polcas. Dicha Sociedad alquiló el coso taurino situado junto a la carretera de Nules para que los pequeños músicos aprendieran el paso. Estos niños adquirieron una destreza notable y eran constantemente invitados a actuar por el resto de sociedades, principalmente el Casino Burrianense.

    En la plaza Mayor estaba el Casino de la Agricultura, también conocido por el de los amarillos. Allí estaba domiciliado un Sindicato de derechas que se las tenía tiesas con el Centro de Sociedades Obreras “El Alba Social”, que presidía Juan Bautista Sanmartín y que estaba localizado en lo que hoy es la sede de la UGT.

    También estaba el Club Taurino Burrianense, instalado en el mismo local que el Café del Comercio. Contaba con más de doscientos socios y fue visitado en varias ocasiones por las figuras de la época como Belmonte o los hermanos “Gallo”. El presidente era José Patuel, en cuya casa pernoctaron muchos toreros famosos. El secretario era Manés Vila, que a la postre fue gerente de la Papelera y Presidente de la Cruz Roja.

    A los Cazadores también les salió competencia, ya que al poco tiempo de constituirse nació el Grupo Cinegético Burrianense, cuyo presidente era Manuel Oliver.

    A principios de los años treinta, y ya en el periodo de la República, nacieron el Gran Casino y el Club Ortega.

    En todas estas sociedades cobraba especial protagonismo la figura del Conserje. En el caso de la Filarmónica había dos especialmente activos, Federico Rodilla (que más tarde pasaría al Casino Burrianense) y Manuel Viala, que durante la primavera montaban un establecimiento en la Avenida Castelar (Camí d’Onda) con bocadillos, refrescos y helados, aprovechando que la gente salía a pasear en dirección a la estación. Estos mismos señores montaban en verano, en el Grao, unos baños de mar conocidos como “Las Arenas”. Se trataba de un merendero en el que se ofrecían fiambres, refrescos y tapas y unas casetas para que se cambiaran hombres y mujeres. Muchos de aquellos bañistas acudían en los trenes especiales que durante el verano ponía la empresa que explotaba el ferrocarril de vía estrecha “La Panderola”, para que los vecinos de Onda, Vila-real y Burriana bajaran a la playa. Tan bien montado estaba aquello de “Las Arenas” que la prensa de la época incluso hablaba de la Biarritz de la Plana.

    En los años cincuenta nuestra ciudad volvió a vivir otra época de auge de las sociedades con la reforma del Gran Casino, la del Círculo Frutero por parte del pintor Tasio y la construcción de la actual sede del Club Ortega. En 1966 se inauguró el Club 53, fundado por cincuenta y tres socios, que por diferencias, abandonaron el Centro España.

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