El Ayuntamiento negocia la adquisición del nº 55 del Camí d'Onda para derribar el inmueble y facilitar con una rotonda la entrada a la Vieta

El Ayuntamiento negocia la adquisición de una vieja casa situada en la esquina entre el camí d’Onda y la Vieta para derribarla y construir una pequeña rotonda que dé fluidez al tráfico en este punto de entrada al anillo de circunvalación de la ciudad. Hace un año la pretensión municipal era iniciar por gestión directa la tramitación de una pequeña unidad de ejecución, que no llega a 3.000 metros cuadrados, identificada en el Plan General de Ordenación Urbana como la B-3, para mejorar la entrada a la calle La Vieta, desde el Camí d’Onda. Sin embargo, motivos de premura aconsejan comprar la casa que permitiría dotar al cruce de una rotonda, y dejar para mejor ocasión la urbanización de todo el entorno.

Desde que se inaugurara la variante de Burriana en enero de 2002, el tráfico que entra a la ciudad por el Camí d’Onda se ha intensificado de manera notable. Las vías de acceso de mayor tráfico siempre han sido la carretera de Almassora y la de Vila-real, pero desde la inauguración de la circunvalación de la CV-18 a su paso por Burriana, el tráfico se distribuye a través de esta variante por los diferentes ejes de entrada al casco urbano; entre ellos el del Camí d’Onda, por el que sólo se adentraban los vehículos procedentes del término de Alqueries.

Casi simultáneamente a la apertura de la variante, el 20 de enero de 2002, se puso en marcha la primera fase del estudio de movilidad elaborado por la Universidad Politécnica de Valencia que implicó que calles que hasta entonces eran de doble sentido se convirtieran de una sola dirección, en orientación inversa a las agujas del reloj, como las antiguas rondas del casco urbano: Ronda Panderola, Pere IV, Corts Valencianes, Juan Bautista San Martín, Poeta Calzada, Músico Ibáñez y San Juan Bosco. También se transformó de un único sentido el Escorredor, y cambiaron de dirección calles que ya tenían un sólo sentido, como Menéndez y Pelayo, y la calle Encarnación, que se unió al Escorredor para permitir la salida.

Todo el tráfico que entra por el Camí d’Onda y que pretende incorporarse a ese anillo de circunvalación de la ciudad, a partir de la plaza de la Estacioneta, accede, desde que se remodeló la circulación, por la calle La Vieta, después de tomar una curva de noventa grados. Una maniobra dificultosa, sobre todo para vehículos de gran tamaño, como los autobuses, en un auténtico cuello de botella.

La solución más inmediata es comprar el inmueble sito en el nº 55 del Camí d’Onda para construir una rotonda que allane la canalización del tráfico en este punto, que también constituye la entrada a toda la nueva urbanización de la PRR-1, que incluye viales como la calle Andén, que transita por detrás del Llar Fallero.

El concejal de urbanismo, Javier Perelló, confirmó que negocian con los propietarios y la operación, entre compra y adecuación de la vía pública, podría ascender a unos 180.000 euros, plenamente justificables por la mejora que representaría, pues la entrada a la ciudad por el Camí d’Onda no reúne condiciones.