La Cremà pone el broche de “fuego” a unas Fallas para el recuerdo
Burriana ha despedido sus Fallas de 2017 con una Cremà que se ha iniciado a las ocho de la tarde con las primeras fallas infantiles en ser pasto de las llamas y la emoción y lágrimas de más de una de las representantes infantiles de las 19 comisiones falleras que plantan monumentos en las calles de la ciudad.
A continuación, a partir de las diez de la noche, la pólvora y el fuego han vuelto a convertirse en verdaderos protagonistas con la Cremà de las Fallas grandes. Mientras en la Plaça Major, las primeras en quemar sus monumentos eran Centre Espanya y La Vila, los miembros de la Falla Camí d'Onda, Rei Jaume I o Sant Blai también iniciaban su Cremà particular entre las notas de música de cada uno de los himnos oficiales de cada Falla. A continuación eran la Societat Caçadors, L'Escorredor, La Bosca y Cardenal Tarancón quien continuaban con el acto que cada año despide las fiestas josefinas en la capital de La Plana Baixa. Les seguían poco después el Club Ortega en el mismo Pla, La Ravalera a apenas unos dos cientos metros de distancia, Barri València i Quarts de Calatrava. Y cuando ya se agotaban el domingo, eran Chicharro, La Mota, Quarts de Calatrava o La Mercè quienes escribían con fuego el final de sus particulares Fallas. Para cerrar la Cremà de 2017, en El Pla era pasto de las llamas el último de los tres monumentos que durante los últimos tres días han ocupado la céntrica plaza, el de Chicharro, mientras que junto al colegio Salesiano, la Falla de Don Bosco, segunda en los premios a los mejores monumentos también empezaba a quemar.
Los falleros y falleras del Club 53 seguían con la mezcla de sentimientos de ver como poco a poco su Falla "Les mil i una nit" ganadora este año en Burriana, se quemaba entre la alegría de haber conseguido por tercera vez consecutiva el premio máximo, y la emoción y nostalgia por el fin de unas Fallas de 2017 que quedarán para muchos en el recuerdo por ser las primeras con distinción de Patrimonio Inmaterial Cultural de la Humanidad de la UNESCO, y por suponer la continuación en la recuperación de la inversión fallera y de la participación masiva de público en la gran mayoría de actos celebrados durante la última semana en Burriana.
