La estación de Burriana sigue siendo la única, entre Castellón y Valencia, en la que todavía hay que atravesar las vías para cruzar los andenes

Año 2009. Era del AVE. En una estación de cercanías que presta servicio a más de 40.000 habitantes de Burriana y les Alqueries, para cruzar los andenes todavía es necesario atravesar las vías del tren. El alcalde de Burriana, José Ramón Calpe, se comprometió ayer en el pleno, a requerimiento de la concejala de CV, Mercedes Giménez, a reactivar este asunto para demandar enérgicamente un paso elevado o subterráneo, y marquesinas en el andén número 1, a fin de evitar que la gente se moje como ha sucedido esta misma semana.

Los usuarios de la estación que comparten Burriana y les Alqueries siguen quejándose de RENFE por la absoluta falta de seguridad, principalmente porque hay que cruzar la vía, bien cuando llegas de Castellón, o cuando has de coger el tren en dirección a Valencia. El andén en el que la gente espera a los trenes en dirección a Valencia tiene sólo metro y medio de ancho, no está cubierto, y ni tan siquiera respeta las normas de distancia de seguridad, teniendo en cuenta que pasan trenes sin parar. El asunto, han reiterado hasta ahora, es de difícil solución, puesto que no se puede construir un paso subterráneo desde un andén de metro y medio, a menos que supriman las vías de circulación que hay detrás, para los trenes de mercancías, lo cual permitiría ensanchar el andén, cubrirlo con una marquesina, y construir el paso subterráneo. Lo cierto es que la estación de Burriana es la única entre Castellón y Valencia que no goza de un paso subterráneo, una medida de seguridad que posee hasta la estación Roca-Cúper.

Todas las reclamaciones apuntan a lo mismo: la falta de seguridad de los pasajeros que deben cruzar el andén para acceder a la vía 1, debido a una curva con escasa visibilidad que impide ver la llegada de los convoyes que no tienen parada en la estación de Burriana. Además existen otros inconvenientes como tener que soportar la lluvia mientras llega el tren.

La situación de la estación de RENFE de Burriana llegó el 21 de septiembre de 2005 al Congreso de los Diputados a pregunta del representante de Esquerra Republicana, Agustí Cerdà, solicitando al Gobierno central las medidas a adoptar para reducir los riegos. La pregunta era consecuencia del accidente sufrido por el conocido pediatra burrianense, Juan Canós, que el 4 de enero de 2005 murió tras ser arrollado por un Alaris, cuando cruzaba estas vías.

Aquel accidente motivó que el Ayuntamiento de Burriana remitiera una carta a RENFE, pese a lo cual, casi seis años después, no se ha hecho nada, a excepción de que se ha mejorado la información por megafonía, advirtiendo del paso de los trenes, algo que resulta totalmente insuficiente si tenemos en cuenta que hay muchas personas mayores con problemas de audición.

En aquel escrito se decía que “el pasado 4 de enero, al cruzar las vías del tren, en la estación de nuestra ciudad, un vecino de Burriana fue arrollado por un Alaris que no tenía parada. Este hecho luctuoso pone de manifiesto la peligrosidad de nuestra estación, que tiene una curva muy próxima al lugar en el que los viajeros esperan a los trenes o se apean de ellos. La existencia de la curva impide ver la llegada de los trenes procedentes de Castellón a Valencia, que sólo aparecen a la vista cuando ya están muy próximos al andén y cuando resulta imposible reaccionar si se trata de trenes que, por no tener parada, circulan a una alta velocidad”. “Por otra parte, continuaba aquella carta, muerta en el olvido, los pasajeros que se apean o suben a los trenes que circulan en dirección a Valencia se ven obligados a cruzar las vías, no existiendo ni paso elevado ni subterráneo, lo que aumenta el peligro. Está comprobado, especialmente por el hecho que ha motivado esta carta, que los anuncios por megafonía son insuficientes para garantizar la seguridad”.

“Por todo ello, concluía, nuestro Ayuntamiento le pide una inmediata solución a este problema y se pone a su disposición para colaborar en cuanto esté en nuestra mano para hallarla y hacerla realidad. Estamos seguros de que usted comparte nuestra inquietud y que pondrá toda su voluntad en solucionar el problema”.

Si por desgracia se repite el accidente de enero de 2005, no cabe duda que los ciudadanos exigirán responsabilidades tanto a RENFE como al Ayuntamiento si no persevera en sus reivindicaciones.