El verano vuelve a poner en evidencia la necesidad de mejorar la Avenida de la Mediterrànea

Un año más, el verano evidencia la necesidad de mejorar la avenida de la Mediterrànea de Burriana, que une el puerto y el Grao de la localidad. Se trata de un proyecto lastrado desde hace muchos años por la urbanización del Arenal, que nunca llega, y que ha impedido introducir mejoras importantes en esta avenida.

La avenida Mediterrànea exige soluciones para facilitar las incorporaciones del tráfico rodado desde los accesos a la playa del Arenal y el camí Fondo. En momentos puntuales, sobre todo al finalizar la tarde, cuando la gente regresa de la playa, el caos circulatorio es inevitable. Los coches que salen de la playa pueden tardar varios minutos en incorporarse a la avenida de la Mediterrànea por la cantidad de tráfico existente. Si el que sale de la playa quiere ir en dirección al Puerto, la cosa todavía se complica más, ya que debe esperar a que no venga nadie por la izquierda y también por la derecha, por lo que el tiempo de espera es aún mayor. Algo similar ocurre en el camí Fondo, que es la tercera alternativa, aparte de las carreteras del Puerto y el Grao, para acceder a la playa.

Cualquiera que se acerque a las horas de máxima concentración de vehículos puede oír las quejas de los conductores que piden que se habiliten rotondas para facilitar las incorporaciones al vial. Algo que resultaría sencillo, puesto que existe espacio de sobra. De hecho, en el cruce con el camí Fondo, ya se habló hace dos años de que iba a redactarse un proyecto por parte del Ingeniero Municipal para construir una glorieta en este punto.

Tampoco están a la altura la acera y el carril bici. Resulta necesario que se acometa la reforma de la acera que quedó pendiente en el proyecto de rehabilitación llevado a cabo por la coalición PP-UPV en 1996, hace ya trece años. En aquella ocasión se repavimentó toda la avenida - había grandes baches que todo el mundo recuerda -, se cambió el alumbrado y se pintó un carril bici separado por unos bolardos, que ya han desaparecido. Las obras ejecutadas por Lubasa costaron 265.000 euros, de los que 42.000 los pagaron los vecinos mediante contribuciones especiales. La acera no se tocó, porque incrementaba el proyecto en 200.000 euros más debido a su longitud – 2 kilómetros – y el Ayuntamiento, en aquel momento, no podía asumirlo por la situación financiera. En reiteradas ocasiones se han realizado parcheos y se ha dotado de rampas a toda la avenida, para que las aceras fuesen accesibles. En total se han hecho 60 rampas desde la calle Escullera de Ponent hasta el Grao; sin embargo, todavía está pendiente rehabilitar todo el pavimento de la acera de la Avenida de la Mediterrànea. Los usuarios del carril bici también se quejan de la peligrosidad del mismo.

El principal motivo que ha impedido que esta avenida mejore sus infraestructuras ha sido que siempre se ha vinculado al proyecto del Arenal. En cuantos proyectos se han barajado, siempre se ha contemplado la renovación de la avenida de la Mediterrànea, que como el Arenal, nunca llega.