Los alumnos de Pla d'Hortolans encandilaron a un público que abarrotó el Payà

Hoy toca clase de Geografía. Con estas palabras daba comienzo “Y llegó el folklore a Hortolans”, la obra de teatro que los alumnos y alumnas del Centro de Educación Especial Plà de Hortolans escenificaron en el Teatro Payà ante un numeroso público que disfrutó durante las dos horas que duró la función y aplaudió con ganas a esos actores y actrices tan especiales.

Al entrar por la puerta principal del teatro ya pudimos ver en la taquilla una nota que decía: “Gracias a todos ustedes… No quedan entradas”, y así pudimos comprobarlo en el patio de butacas donde no cabía ni un alfiler.

En el hall disfrutamos viendo la exposición que mostraba los recuerdos de anteriores obras, dado que esta era la quinta representación, pero lo mejor llegó cuando después de las salutaciones y los agradecimientos a los patrocinadores, empezó la función.

Se abrió el telón y en escena apareció un aula de niños y niñas uniformados, que junto a la pizarra y el mapa de España esperaban a la maestra, que no tardó en llegar para hacer las delicias de todos los presentes.

Mientras nos iba explicando las provincias españolas, salían a escena grupos de alumnos-as que interpretaban los bailes típicos: pasodobles, chotis, sardanas, muñeiras, sevillanas, jotas… y hasta emularon los “sanfermines” con toro incluido y “les filaes” de moros y cristianos con el capitán al frente.

Y todo ello a ritmo de la música en directo de l’Agrupaciò Filharmónica Borrianenca y la colaboración de tres alumnas de la escuela de danza de Mª Cruz Alcalá de Valencia, que interactuaban con los niños.

Cabe destacar el cuidado vestuario donde no faltaba detalle, y los decorados que plasmaban a la perfección lo más característico de la comunidad que representaban.

Hubo de todo: risas y lágrimas por la emoción que transmitían, y hasta reivindicaciones pidiendo “dinerito” para los viajes de final de curso. Pero lo mejor de todo fue la expresión de felicidad de los actores, la ilusión que reflejaban sus rostros, el esfuerzo que hacían poniendo los cinco sentidos para no olvidar ese pase de baile tantas veces ensayado, la satisfacción de sentirse importantes.

En resumen, fueron dos horas de actuación que nos dejaron con ganas de más, pero habrá que esperar al mayo del 2009, porque eso sí, nos dicen las profesoras que la sesión es única e irrepetible.

Así pues, a ritmo del pasodoble Burriana se fueron despidiendo uno a uno, llenando el escenario de alegría.

Con todo el público puesto en pie y aplaudiendo con ganas, la banda de música hizo sonar la marcha de la ciudad y se cerró el telón.

¡Hasta el año que viene! Es una cita obligada y esperada.