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El invierno más largo de Benidorm

El invierno más largo de Benidorm
  • La cepa británica impide que llegue el grueso de clientes que no entienden de temporadas y llenaban las calles antes de la pandemia

El turismo de Benidorm está viviendo la peor etapa, un tiempo que nunca hubieran imaginado vivir y que sufren día a día viendo las restricciones prolongarse.

La ciudad de los rascacielos vive casi en un permanente verano, con un tiempo de los más atractivo durante prácticamente la totalidad de los meses del año.

En Benidorm no ven un fin cercano ni una solución efectiva para reactivar su mayor baza, el turismo.

Dentro de este, que es evidente que se encuentra duramente mermado por las consecuencias de la pandemia y de las restricciones de movilidad que se mantienen, Benidorm tiene la particularidad de que una amplia mayoría de sus clientes llegan desde el Reino Unido.

Los británicos invaden las calles y las noches de Benidorm a lo largo de todo el año, o mejor dicho, lo invadían en aquel tiempo anterior a la pandemia del Coronavirus porque en estas circunstancias no pueden entrar.

La evolución del COVID-19 ha hecho que las restricciones impidan a los turistas llegar al territorio español desde el Reino Unido, los que suponen alrededor de un 40% del turismo total de la ciudad.

La cepa británica pone en serio riesgo la propagación del virus y una incidencia mayor a la actual, por lo que esta decisión de cierre indefinido hace que los sectores turísticos de Benidorm no vean con claridad la fecha en la que van a poder abrir sus establecimientos para recibir a sus clientes estrella.

Los hoteles, la restauración y todos aquellos negocios que viven del turismo esperan con ansia la relajación de las restricciones y que el control de la pandemia permita recuperar una normalidad que, en Benidorm, tiene un amplio porcentaje de habla inglesa.

El sector turístico de Benidorm ve que se prorrogan las normas restrictivas y, por ello, se aleja más la fecha de la reapertura, además de las dificultades económicas que acarrea no poder trabajar por la falta prolongada de clientes.

La vacunación, la cepa británica, la mejoría o incluso la posibilidad de una cuarta ola de la pandemia dejan a Benidorm sin certezas y con un sinfín de dudas de cara al futuro.

Hoteles

El sector hotelero de esta localidad alicantina mantiene una previsión y unas expectativas positivas de cara a los meses de septiembre y de octubre, tiempo en el que confían que las restricciones les permitan trabajar y, por consiguiente, que lleguen sus mejores clientes: los británicos.

Los hoteles lanzan ofertas, pero ven día a día que las fechas señaladas en el calendario van cayéndose de sus planes porque así lo marca la pandemia.

Ahora es San Valentín el motivo de felicidad que quedará diluidoy no se podrá celebrarcomo todos conocemos, algo que sigue sin reactivar los hoteles.

Este sector tiene claro que la caja que pueden acumular durante los fines de semana o por alguna que otra reserva de empresas o trabajadores, no es suficiente ni por asomo para hacer frente a los incesantes gastos que supone no tener clientes.

Las reservas hechas hasta el momento se van posponiendo en el tiempo al son que marca el Coronavirus, hasta acumularlas en mayor medida en la Semana Santa y el buen tiempo del otoño.

El horizonte hace mirar con esperanza hacia la Semana Santa, algo que a diario se debate pero que solo la pandemia marcará hasta qué punto se van a poder rebajar las restricciones o, por el contrario y de manera fatídica, se sigan prolongando.

Además, el sector hotelero ha manifestado su sorpresa porque sus negocios no están recogidos en las ayudas económicas directas del Plan Resistir de la Generalitat Valenciana, algo que no entienden porque consideran que son uno de los ámbitos más afectados y dañados por las duras consecuencias de la pandemia del Coronavirus.

La esperanza firme del sector turístico, hotelero y hostelero de Benidorm se mantiene en que los cierres perimetrales se levanten y los clientes de otras localidades, provincias, comunidades o incluso países puedan llegar simplemente para disfrutar de un punto turístico clave en la costa mediterránea.

La llegada de los turistas británicos a Benidorm si la cepa detectada en su territorio lo permite, haría que el turismo de Benidorm pudiera coger aire, se reactivara y marcara el inicio del camino hacia la vuelta a la normalidad que el COVID-19 arrebató a toda la ciudadanía.

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