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La exposición permanente del MUBAG se enriquece con la incorporación de seis obras de Joaquín Sorolla

La exposición permanente del MUBAG se enriquece con la incorporación de seis obras de Joaquín Sorolla
  • Los cuadros, cedidos por el Museo Sorolla de Madrid, ofrecen un recorrido por el oficio de los hiladores y por el de los paseros

El Museo Bellas Artes Gravina renueva los contenidos de su exposición permanente “El siglo XIX en el MUBAG. De la formación a la plenitud de un artista” con la incorporación de seis obras realizadas por el pintor valenciano Joaquín Sorolla entre 1898 y 1901. Los cuadros, cedidos temporalmente por el Museo Sorolla de Madrid, ofrecen un recorrido por el oficio de los hiladores, responsables de elaborar cuerdas y cordeles, así como por el de los paseros, quiénes se encargaban de almacenar y escaldar la uva.

La presidenta de la Diputación de Alicante Luisa Pastor y la directora del Museo Sorolla Consuelo Luca de Tena han presentado esta mañana esta colección, que se inaugurará esta tarde a las 19:30 horas y ocupará un espacio concreto bajo el título “Sorolla en Jávea. Una inspiración costumbrista” dentro de la exposición permanente. Al acto han asistido también el diputado de Cultura Juan Bautista Roselló y la directora técnica del MUBAG y comisaria de la muestra Joserre Pérezgil.

Pastor ha manifestado que nuestra admiración por Sorolla nos llevó a dedicarle un espacio específico dentro de la exposición permanente del museo en el que ya se han podido contemplar obras como “Nadador”, “Nadadora” y “Niño sobre roca”. Hoy esos trabajos dan paso a otras seis nuevas pinturas del genio valenciano que permitirán al visitante conocer, no sólo la brillante trayectoria del pintor, sino también cómo eran los distintos oficios que se desarrollaban antiguamente en la zona de la Marina Alta.

La exposición se completa con un panel informativo en el que se explica el proceso de elaboración de la pasa y los detalles del trabajo de hilador. Asimismo, incluye dos monitores con fotografías antiguas que contextualizan ambos oficios, la reproducción de dos instantáneas de Sorolla en Jávea y la transcripción de una carta escrita por el pintor en el año 1900 a su amigo Pedro Gil Moreno de Mora.

Por su parte, Luca de Tena ha explicado que estas obras que Sorolla realizó en Jávea reflejan cierta soltura, están pintadas por gusto, sin la presión de un encargo. Se trata de cuadros de inmediatez, de realidad, en los que Sorolla reproduce aquellos momentos especiales que le resultaban interesantes. Cuando él encontraba algo que le llamaba la atención, en este caso la peculiaridad de oficios tan tradicionales como el de hilador o pasero, simplemente plantaba su caballete y se ponía a pintar.

La provincia de Alicante, en concreto Jávea, fue uno de los escenarios elegidos por Sorolla para representar tanto su mar, como los oficios desarrollados por los habitantes de la zona. El ‘filaner’ o hilador era el encargado de abastecer al pueblo de cuerdas, cordeles y otros productos que elaboraba a partir de cáñamo procedente del Bajo Segura. Durante una de las cinco estancias de Sorolla en Jávea, entre 1896 y 1905, el pintor impresionista valenciano captó el trabajo de los hilanderos que eventualmente ejercían su profesión cerca de la playa de la Grava.

Por su parte, el proceso de elaboración de la pasa era una actividad artesanal ligada al marco de los viñedos y riuraus de la Marina Alta en la que generalmente se reunía la familia, el vecindario y amigos para aunar esfuerzos. Sus raíces se remiten a la cultura islámica, pero es durante la segunda mitad del siglo XIX cuando la actividad alcanzó su cénit en cuanto a volumen de producción y exportación. En agosto de 1900, Sorolla escribió una carta a su amigo Pedro Gil Moreno de Mora en la que le comentaba la belleza de este oficio y su intención de pintar un cuadro en Jávea sobre el escaldo de la uva.

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