Urología del General de Alicante aplica terapia de láser con resultados excelentes a corto y largo plazo
La hiperplasia benigna de próstata afecta al 50% de hombres entre 50 y 60 años y a más del 80% con edades superiores a los 80
El láser Greenlight permite disminuir el sangrado, la retirada precoz de la sonda vesical así como acortar el tiempo de estancia en el hospital
La hiperplasia benigna de próstata es una entidad muy frecuente cuya incidencia aumenta con la edad. De esta forma, se estima que afecta al 50% de hombres entre 50 y 60 años y a más del 80% por encima de los 80 años. “Se define por la presencia de síntomas miccionales (dificultad para el inicio de la micción, disminución de la fuerza y calibre del chorro miccional, sensación de vaciado incompleto, goteo terminal…), aumento del tamaño prostático y obstrucción al paso de la orina”, explica el Dr. Lobato, jefe del servicio.
Los especialistas aseguran que la actitud terapéutica ante esta patología varía en función de la severidad de los síntomas, el tamaño prostático, las condiciones general del paciente y, de sus preferencias.
En general, en estadios iniciales el tratamiento es conservador mediante cambios en el estilo de vida y fármacos; posteriormente si no hay mejora de síntomas o aparece complicaciones secundarias o aumento de tamaño prostático, se plantea un tratamiento mediante cirugía.
La resección transuretral prostática ha sido considerada durante décadas el tratamiento de referencia para la patología prostática benigna, sin embargo, en los últimos años han surgido nuevas modalidades de tratamiento que pretenden disminuir las complicaciones manteniendo sus resultados a largo plazo; es el caso de la fotovaporización prostática con láser Greenlight. “Utiliza el láser de potasio titanilo fosfato (KTP) para coagular y vaporizar el tejido prostático creando una cavidad prostática lo suficientemente amplia como para permitir una micción confortable”, explican desde el servicio.
El láser Greenlight es una técnica mínimamente invasiva que ha demostrado ser superior a la resección transuretral prostática ya que, además de contemplar una mínima tasa de complicaciones, disminuye el riesgo de sangrado, permite la retirada precoz de la sonda vesical (que generalmente es retirada transcurridas 24 horas de la cirugía) y disminuye la estancia hospitalaria.
Actualmente, este tratamiento se puede aplicar a varones con adenoma de próstata de cualquier tamaño, aunque está especialmente indicada en pacientes con volúmenes prostáticos inferiores a 70 cc., en pacientes con alto riesgo quirúrgico y en pacientes en tratamiento antiagregante o anticoagulados, debido al bajo riesgo de sangrado intraoperatorio que ofrece esta técnica.