La alcorina María López Ponz, logra el premio extaordinario de doctorado y es investida doctora en la Universidad de Salamanca

Las piedras de Salamanca respiran historia y cultura. Los muros de su Universidad conservan el eco de grandes personajes que poblaron sus aulas y que impartieron su magisterio a lo largo de varios siglos: Fray Luis de León, Nebrija, Salinas, Unamuno son nombres que como leyendas siguen habitando el magnífico edificio gótico-renacentista de esta antigua universidad cuya fachada plateresca, famosa en todo el mundo, impresiona y convoca diariamente a cientos de personas deseosas de encontrar labradas en piedra la rana y la calavera.

Y en ese mismo escenario, concretamente en su paraninfo, el pasado 28 de enero, la alcorina María López Ponz fue una de las protagonistas en la ceremonia de investidura de nuevos doctores, celebrada con ocasión de la festividad de Santo Tomás de Aquino, patrón de la universidad.

En su momento dimos la noticia de que María había defendido su tesis doctoral el pasado 2 de julio obteniendo la calificación “Cum Laude”, lo que la convertía en Doctora en Traducción e Interpretación por la Universidad de Salamanca, siendo el “vitor” con su nombre, pintado para siempre en los muros de su facultad como manda la tradición secular salmantina. Pues bien, ahora nos alegra la noticia de que ha sido distinguida con el PREMIO EXTRAORDINARIO DE DOCTORADO 2012, al obtener la máxima calificación posible por unanimidad de todo el tribunal.

Como consecuencia, en la citada ceremonia, le correspondió el honor de representar a todos los nuevos doctores de dicha facultad. En un ritual que data de varios siglos, cargado de simbolismos y llevado a cabo en un entorno solemne presidido por las máximas autoridades académicas, fue investida con el birrete, el anillo y la medalla, símbolos de la excelencia, la sabiduría y la entrega absoluta a la labor investigadora y docente, siendo apadrinada en el acto por su directora de tesis, la catedrática Dña Carmen África Vidal Claramonte. Una ceremonia llena de emoción, tradición y reconocimiento al esfuerzo y la entrega de muchas personas como María que han dedicado una parte importante de su vida a su formación humanista y científica. Un motivo más de satisfacción y orgullo para ella y su familia que compartimos todos los alcorinos.